Decálogo básico para la educación de un buen perro

En el mundo de la educación del perro, hay cosas muy simples que pueden ayudar o estropear a un buen animal. Los perros como los seres humanos sienten el dolor, la tristeza de la soledad. Saben cuando están siendo castigados o reconfortados.

En mi opinión, tener una buena relación humano – perro precisa de unas muy básicas reglas que llamaré el “Decálogo básico para la correcta educación de un buen perro”. Estas normas constituyen la base para la mejor aplicación de las futuras técnicas que emplearemos para conseguir comportamientos complejos adecuados.

1.- Nunca golpearemos o causaremos dolor al perro.

2.- Siempre terminaremos las sesiones de entrenamiento con un ejercicio que nos permita reforzar positivamente. Es la garantía de un futuro mejor comienzo para la siguiente sesión.

3.- Coherencia en nuestros actos. Afirma y mantiene sin necesidad de fuerza o presión nuestro liderazgo.

4.- Intentaremos no levantar excesivamente la voz en el perro, cambiando el tono es suficiente.

5.- Preocuparnos por la salud física y mental de nuestro perro. Si la salud no es la adecuada, los resultados nunca podrán serlo tampoco.

6.- Enseñar las normas de educación del domicilio desde la más tierna infancia y desde el domicilio mismo. No esperar a que lleguen los problemas graves y confiar a partir de ese momento sólo en los profesionales. Los perros tienen facilidad para interpretar las situaciones según el lugar en que se encuentran y  no hay que olvidar que la enseñanza empieza en el hogar.

7.- Entender y aceptar desde el principio las particularidades de cada edad de nuestro perro. No es lo mismo el cachorro a los 3 meses que el joven de año y medio o que por supuesto un adulto o un perro anciano.

8.- Prever desde la infancia del animal aquellas situaciones que se pueden presentar en nuestra vida en común en un futuro. Nos evitará actuaciones de choque urgentes ante situaciones tan sencillas como dejar a nuestra mascota en un hotel para perros.

9.- Mantener durante toda la vida de nuestro amigo las normas enseñadas, repasando y repitiendo aquello que se necesite para que no desaparezcan las conductas deseadas. La educación es una aventura que no finaliza nunca.

10.- Querer de verdad.

Si  seguimos estas reglas, el perro será más feliz,  estará  deseoso interactuar con nosotros, jugando o entrenando la obediencia y las nuevas técnicas que necesitemos enseñarle.

Julio Jurado – 2010 – Mediterrània Centro Canino